Conoce sobre la
Consulta neurológica pediátrica
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¿Qué es la neuropediatría?
Antes que nada, es importante saber que atiende el experto en neuropediatría.
El neurólogo pediatra es un médico especialista en pediatría y que posteriormente desarrolla una subespecialidad en Neurología pediátrica.
Al igual que en neurología del adulto, el neurólogo pediatra se encarga de detectar patologías del sistema nervioso central. Sin embargo, se centra también en un tema muy importante para nuestros niños: el neurodesarrollo. Es decir, además de enfocarse en las principales enfermedades neurológicas (epilepsia, retrasos del desarrollo, retrasos del lenguaje, solo por mencionar algunos), nuestro especialista hace un enfoque en la manera en que crece, se desarrolla y evoluciona el sistema nervioso de los niños, dependiendo de la etapa del crecimiento en que se encuentren.
Historia clínica
Una vez en la consulta, nuestro especialista tiene que realizar una historia clínica.
La historia clínica es una de las herramientas más importantes y claves que tiene el médico para poder ayudarnos. Consiste en un interrogatorio amplio, con preguntas tanto generales como específicas que permitirán llegar a un diagnóstico.
El interrogatorio inicia con datos generales, como la edad y escolaridad. Se preguntan antecedentes médicos personales como enfermedades previas, uso de medicamentos, cirugías, entre otras cosas. Resulta relevante conocer las enfermedades que hayan padecido familiares cercanos ya que podrían orientarnos a enfermedades hereditarias, por lo que se les preguntará directamente por antecedentes familiares de enfermedades neurológicas.
En el caso de la consulta con el neuropediatra, es importante conocer además:
- Los antecedentes obstétricos de la madre, es decir, datos y complicaciones que pudieran presentarse durante el embarazo y el parto.
- Datos del nacimiento del paciente (peso, talla, perímetro de la cabeza, situaciones especiales).
- Preguntas clave sobre el neurodesarrollo (cuando empezó a caminar, gatear, sonreír, levantar su cabeza, sentarse, primeras palabras, etc).
Se debe realizar un detallado interrogatorio sobre los síntomas que presenta el paciente, siendo una entrevista muy personalizada. Es sumamente importante conocer desde cuando comenzaron los síntomas, como fueron evolucionando, que los agravan y que los disminuyen, qué síntomas lo acompañan y si ya ha tomado medicamentos para ello.
Exploración física neurológica
Al terminar el interrogatorio, nuestro especialista pasará de una exploración médica general (como la que se realiza en toda consulta), con el fin de conocer el estado de salud general de nuestro paciente. Después, se inicia con la exploración neurológica, donde dependiendo de la edad y situación del paciente, se realizarán una serie de ejercicios y maniobras para valorar su sistema nervioso.
Es sumamente importante evaluar el neurodesarrollo, explorar sus reflejos y habilidades, además del estado cognitivo del paciente, es decir, su memoria, lenguaje, atención, orientación y cálculo, claro, todo esto varía según la edad del niño.
El neurólogo pediatra valorará también la función motora del resto del cuerpo, así como la fuerza que tiene, la coordinación y la marcha. En el caso de la función sensitiva se evaluará el dolor, tacto fino, tacto grueso, vibración y temperatura. Al haber una alteración sensitiva el médico definirá que tipo de alteración es, se le pregunta al paciente como lo siente y qué tan severo es. No es lo mismo que perciba un hormigueo en el brazo a que sea dolor o incluso no sentir nada.
Al integrar todos los hallazgos encontrados en la exploración neurológica, junto los de la historia clínica, en la gran mayoría de los casos se llega a un diagnóstico. Es por esto que tanto el paciente como los padres del niño deben ser muy sinceros y descriptivos con todo lo que se pregunta y explora.
Diagnóstico y tratamiento
El principal objetivo del neurólogo pediatra es juntar todas las piezas obtenidas en el interrogatorio y en la exploración física para poder obtener un diagnóstico y así poder iniciar un tratamiento.
En algunas situaciones, sobre todo en la primera consulta, nuestro especialista elabora un diagnóstico presuntivo, es decir, una sospecha sobre el diagnóstico más probable que tiene nuestro paciente. En estas situaciones, se apoya de una serie de herramientas y estudios para poder confirmar el diagnóstico o para descartar otras causas importantes o más graves.
Este tipo de estudios pueden ser desde los más comunes (como estudios generales de sangre), hasta estudios especializados como son los estudios de imagen como la resonancia magnética o la tomografía (TAC), que nos sirven para ver si hay alguna lesión estructural en el cerebro o en la médula espinal que explique la presencia de los síntomas.
Otros frecuentemente utilizados son los estudios de neurofisiología. Entre estos se encuentran el electroencefalograma que nos da información sobre la actividad eléctrica del cerebro, la electromiografía que nos ayuda a evaluar la actividad eléctrica del músculo y las velocidades de neuroconducción que nos darán información sobre la conducción eléctrica de los nervios. Estos estudios nos serán de mucha utilidad para valorar las enfermedades neuromusculares y neuropatías del sistema nervioso periférico.
Existe un estudio que consiste en extraer líquido cefalorraquídeo mediante una punción en la espalda baja, esto mediante una punción lumbar, un procedimiento ya considerado invasivo. Al analizar este líquido nos proporcionará información de ciertas enfermedades como una meningitis o esclerosis múltiple. Este procedimiento debe ser realizado por el neurólogo pediatra dentro de un hospital o clínica que cuente con todo el equipo necesario.
Es importante destacar que en una consulta neurológica pediátrica se estudia al paciente, no a los estudios diagnósticos, hay ocasiones en las que puede observarse algo anormal o poco común y no ser necesariamente una enfermedad o algo que requiera atención médica o quirúrgica. Es por esto que solo apoyan el diagnóstico clínico del neurólogo pediatra.
¿Qué debo llevar a la consulta?
Sobre todo en la primera consulta, es muy útil anticiparse y tener a la mano información general del paciente, datos del embarazo y nacimiento.
Si es posible que acudan los familiares o cuidadores que convivan más con el paciente, o que hayan presenciado el evento (por ejemplo en el caso de crisis convulsivas).
Algún otro tipo de herramientas como videos o fotografías que nos permitan ver el desarrollo de nuestros hijos, y en caso de contar con estudios o valoraciones médicas previas.
La clave es trabajo en equipo
Una vez que nuestro especialista en neurología pediátrica realice el diagnóstico e inicie el tratamiento, debemos saber que la clave para lograr una mejor solución y pronóstico, sea cual sea la enfermedad en cuestión, es saber que no estamos solos y que somos un equipo.
El compromiso de los padres y del médico, junto con la adecuada comunicación y siempre despejar todas las dudas son el pilar de la neurología pediátrica.
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