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Fatiga crónica

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Existen varias formas de denominar esta enfermedad que se le conoce también como «encefalomielitis miálgica» o «enfermedad sistémica por intolerancia al esfuerzo» y suele abreviarse: EM/SFC (Síndrome de Fatiga Crónica).

Es importante esta aclaración, ya que esta es una enfermedad compleja, de difícil diagnóstico y causas desconocidas, requiere de una evaluación multidisciplinaria para su diagnóstico y tratamiento.

Qué es el Síndrome de Fatiga Crónica SFC

Como hemos dicho, la encefalomielitis miálgica es un trastorno de origen desconocido y de complejo diagnóstico. Esta enfermedad origina en quien la padece una fatiga abrumadora que no mejora con el descanso. 

Esta condición le impide a la persona poder realizar la mayoría de sus tareas habituales con la vitalidad acostumbrada. Esta situación puede volverse muy estresante para el paciente, llegando incluso a incapacitar y, en algunos caso graves, llevarle a quedar postrado en cama.

Las personas con esta afección no presentan síntomas externos, ya que en apariencia no parecen enfermos. Sin embargo, el cansancio les impide realizar tareas cotidianas como ducharse o preparar la comida. Incluso el solo tomar una ducha puede ocasionar que la persona quede en cama por 2 días. Se les dificulta muchas veces mantener un empleo, ir al colegio o llevar una vida social normal con amigos y familiares.

Quienes la padecen y por qué

El SFC puede afectar a cualquier persona sin distinción de edad o raza. Ocurre en niños, jóvenes y adultos, teniendo mayor incidencia en las personas de edad comprendida entre los 40 y 50 años. Las mujeres tienen un índice de diagnóstico superior al de los hombres.

Esta enfermedad puede aparecer en cualquier etapa de la vida. Sin embargo, es importante tener en cuenta que según diferentes estudios, se ha determinado que el estrés puede ser un desencadenante de esta condición. 

Fatiga crónica: síntomas y diagnóstico

Los síntomas son diversos por lo que es importante estar atentos a las siguientes señales en caso de que alguien sospeche que pueda padecer esta enfermedad.

  • Dolor muscular o articular sin que exista alguna una causa aparente.
  • Fatiga general.
  • Dolores de garganta.
  • Falta de concentración y pérdida de memoria.
  • No se reponen las energías con el sueño.
  • Fatiga extrema por más de 24 horas después de alguna actividad o ejercicio físico o mental.
  • Dolores de cabeza.
  • Aumento del tamaño de los ganglios linfáticos en cuello o axilas.

Debido a que es una enfermedad de muy difícil diagnóstico en la mayoría de los casos visita distintos médicos y se realizan una gran cantidad de estudios antes de dar con el diagnóstico, esto con el fin de descartar otras posibles causas de la fatiga crónica. El médico podría solicitar una serie de análisis de laboratorio y remitir al paciente a consultas de evaluación con otros especialistas como un neurólogo, un especialista en el sueño o un reumatólogo, para descartar alguna otra condición preexistente que deba ser tratada y esto ayude en la mejoría del SFC, tales como hipotiroidismo, lupus, fibromialgia, miastenia gravis, entre otras.

Tratamiento

En la actualidad no hay una cura para este trastorno, por lo que el propósito de las técnicas que se aplican es buscar el mayor alivio de los síntomas y para ello se combinan las siguientes:

  • Técnicas para el manejo del sueño.
  • Ansiolíticos para tratar el estrés y la ansiedad.
  • Medicamentos para evitar la depresión (antidepresivos).
  • Medicamentos para tratar el dolor, las molestias que se puedan presentar y la fiebre.
  • Terapia psicológica.

Testimonios de algunos pacientes

Eduardo, un hombre de 43 años y padre de dos hijos, nos manifiesta que ha mostrado algún grado de mejoría al contar con el apoyo de sus familiares y amigos. Ellos le han ayudado a mantener una vida social activa y no aislarse. Se siente mejor por ello.

Isabel, de 39, nos ha dicho que para ella, comenzar a realizar ejercicio moderado bajo la orientación de un especialista, ha redundado en una mejor condición física y en alivio de los dolores que padecía.

Carlos, de 56 nos cuenta que cambiar sus hábitos y acostumbrarse a una dieta sana y equilibrada repercute siempre en un soporte para aliviar los síntomas.

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