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Disfagia

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Puede que hayamos escuchado de este trastorno, pero desconocemos con exactitud qué es la disfagia. Es una condición médica que se caracteriza por la dificultad o la imposibilidad de tragar alimentos o bebidas. 

Así que la deglución se convierte en un proceso doloroso e incómodo, hasta el punto que algunos pacientes necesitan otras alternativas para nutrirse. Quizás la condición se deba a la incorrecta preparación del bolo alimenticio en la cavidad oral o a la dificultad para desplazar el bolo de la boca al estómago. 

Analicemos los tipos, sus causas, síntomas y tratamientos disponibles.

Los tipos de disfagia

El accidente cerebrovascular es la enfermedad neurológica más frecuente, en la que el suministro constante

Dependiendo del órgano donde se presente la dificultad para deglutir, existen dos tipos de esta enfermedad: 

Disfagia orofaríngea

El problema se produce en la faringe, una estructura que conecta la boca con el esófago, conformada por músculo y revestida de mucosa. En este caso, el paciente presenta dificultad para tragar los alimentos, ya sean sólidos o líquidos, desde la primera parte de la deglución. 

Puede ocasionar la aspiración de alimentos hacia las vías respiratorias. En los casos más graves, se llega a la asfixia. 

Disfagia esofágica

Aquellos pacientes que padecen este tipo de trastorno pueden completar sin problemas la primera parte del proceso de deglución es decir, los alimentos van más allá de la faringe. La dificultad ocurre en el esófago, el conducto que conecta la faringe con el estómago 

¿Cómo se identifica este tipo? La persona puede presentar vómitos, lo que imposibilita que se lleve a cabo correctamente el proceso digestivo, pueden también presentar dolor en el pecho. 

Sus causas 

Las causas pueden ser muy diversas, ya que el trastorno podría ser consecuencia de otras enfermedades (en este caso, se consideraría de tipo secundaria). 

Algunas de estas son, en el caso de disfagia orofaríngea:

  • Divertículo de Zenker
  • Obstrucción por formación de anillos, cirugías previas, tumores cerca de la faringe, procesos inflamatorios como un absceso
  • Lesión del nervio laríngeo recurrente

En el caso de disfagia esofágica:

  • Acalasia: contracción constante del esfínter esofágico inferior.
  • Espasmos esofágicos: contracciones no coordinadas del esófago que impiden su adecuado funcionamiento.
  • Reflujo gastroesofágico: paso del ácido del estómago hacia el esófago.
  • Enfermedades neuromusculares: miastenia gravis, esclerosis lateral amiotrófica, infarto cerebral, enfermedad de Parkinson, esclerodermia.
  • Tumores esofágicos: más comunes en personas mayores de 50 años, fumadores, quienes padecieron de reflujo gastroesofágico grave por muchos años.

Síntomas

 Los signos asociados a esta enfermedad son los siguientes:

  • Dificultad para tragar sólidos o líquidos. 
  • El paciente puede padecer asfixia o tos durante la alimentación. 
  • Dolor al deglutir. 
  • Acidez severa frecuente.
  • Vómitos. 
  • Pérdida de peso no intencionada.
  • Ronquera al dormir.
  • Babeo. 
  • Regurgitación.

de sangre al cerebro es interrumpido, bien como resultado de la obstrucción (isquemia) o ruptura de una arteria (hemorragia). Al no haber un suministro de sangre adecuado en el cerebro las neuronas no reciben la sangre ni oxígeno necesarios para sobrevivir.

Existen dos tipos de accidente cerebrovascular (ACV): 

  • Evento Vascular Cerebral Isquémico: se debe al cierre u obstrucción de una arteria en el cerebro. La isquemia cerebral representa el 85 por ciento de todos los casos de accidente cerebrovascular.
  • Evento Vascular Cerebral hemorrágico: se debe a la ruptura de una arteria, no traumática. Representa el 15% de los casos de ACV. La causa más frecuente es la elevación de la presión arterial, la angiopatía amiloide (en el adulto mayor) así como malformaciones arteriovenosas, éstas últimas más comunes en jóvenes. 

Contrariamente a lo que se suele creer respecto a lo que es un infarto cerebral, hay que destacar que no es sólo una enfermedad de ancianos. Puede llegar a afectar a personas menores de 45-50 años y, al tratarse de individuos en edad laboral, las consecuencias en el ámbito familiar y social son de mucho impacto.

Diagnóstico y tratamiento

Es fundamental que tratemos adecuadamente esta enfermedad, ya que la vida del paciente podría estar en peligro por el riesgo de asfixia y la imposibilidad de nutrirse de manera correcta. 

Pero, ¿a qué especialista debemos acudir? Dependerá del tipo de disfagia y lo que la ha causado. Puede ser un otorrinolaringólogo, un gastroenterólogo o un neurólogo. 

Se requiere de una evaluación minuciosa para determinar la causa, y así, el tratamiento que se requiera, por ejemplo, cuando la enfermedad se debe a una infección, el tratamiento consistirá en el uso de antibióticos. En caso de que la causa sea un problema neurológico, una opción es la terapia motora.

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