Conoce sobre la
Consulta neurológica
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La consulta neurológica no es como cualquier otra consulta de medicina general. En el caso de presentar síntomas neurológicos, además de atender la molestia por la cual el paciente acude a consulta, hay que indagar más sobre su padecimiento, ¿hay otros síntomas neurológicos? ¿tiene familiares que hayan pasado por algo similar? ¿su motivo de consulta representa una urgencia que requiera hospitalización? Estas y muchas otras dudas pueden responderse con una adecuada historia clínica.
Historia clínica
Pero primero, ¿qué es la historia clínica?
Como en cualquier otra consulta médica, es importante realizar un amplio interrogatorio de datos generales, como la edad, ocupación y lugar de residencia. Se preguntan antecedentes médicos personales como enfermedades previas, uso de medicamentos, cirugías, entre otras cosas. Resulta relevante conocer las enfermedades que hayan padecido familiares cercanos ya que podrían orientarnos a enfermedades hereditarias, en este caso, se preguntará además directamente por antecedentes familiares de enfermedades neurológicas.
Sobre todo, se realiza un detallado interrogatorio sobre los síntomas que presenta el paciente, por lo que se vuelve una entrevista muy personalizada. Es sumamente importante conocer desde cuando comenzaron los síntomas, como fueron evolucionando, que los agravan y que los disminuyen, qué síntomas lo acompañan y si ya ha tomado medicamentos para ello.
Dependiendo del síntoma principal que trajo el paciente a la consulta son las preguntas que se realizarán, por ejemplo, si acude por debilidad en un brazo el médico neurólogo querrá saber: qué tan limitante es la debilidad, si le impide realizar sus actividades diarias, si se acompaña de dolor o si hay alteraciones de la sensibilidad, entre otras cosas. Y así sucede de forma individualizada para cada motivo de consulta.
Exploración física neurológica
Así como en una consulta médica general el médico usará su estetoscopio para escuchar tus pulmones o usa un abatelenguas para ver tu garganta, el neurólogo realiza una serie de ejercicios y procedimientos para evaluar tu estado neurológico.
Se comienza con el estado mental, evaluando el estado cognitivo del paciente, es decir, su memoria, lenguaje, atención, orientación y cálculo. En cuanto a la cabeza, se revisa la función visual, movimientos oculares, función auditiva, sensibilidad y movimientos de la cara.
Posteriormente se valora la función motora del resto del cuerpo, no solo si el paciente es capaz de mover un brazo o una pierna, sino también la fuerza que tiene, la coordinación y la marcha. En caso de haber debilidad en alguna parte del cuerpo es importante conocer si es de solo una extremidad, si es bilateral o si afecta todo un lado del cuerpo.
En el caso de la función sensitiva se deben valorar sus distintas modalidades: dolor, tacto fino, tacto grueso, vibración y temperatura. Si el paciente refiere alteración de la sensibilidad hay que definir de qué tipo es, como lo siente el paciente y que tan severo es. No es lo mismo que perciba un hormigueo en el brazo a que sea dolor o incluso no sentir nada.
Al integrar todos los hallazgos encontrados en la exploración neurológica, junto los de la historia clínica, en la gran mayoría de los casos se llega a un diagnóstico. Es por esto que el paciente debe ser muy sincero y descriptivo con todo lo que se pregunta y explora.
Integrando un diagnóstico
A pesar de ya contar con un diagnóstico clínico, es decir, con lo encontrado en la historia clínica y exploración neurológica, en muchos casos es necesario realizar ciertos estudios, ya sea para confirmar el diagnóstico o para descartar otras causas importantes o más graves.
Los más comunes son los estudios de imagen como la resonancia magnética o la tomografía (TAC), estos nos sirven para ver si hay alguna lesión estructural en el cerebro o en la médula espinal que explique la presencia de los síntomas.
Otros frecuentemente utilizados son los estudios de neurofisiología. Entre estos se encuentran el electroencefalograma que nos da información sobre la actividad eléctrica del cerebro, la electromiografía que nos ayuda a evaluar la actividad eléctrica del músculo y las velocidades de neuroconducción que nos darán información sobre la conducción eléctrica de los nervios. Estos estudios nos serán de mucha utilidad para valorar las enfermedades neuromusculares y neuropatías del sistema nervioso periférico.
Un estudio ya considerado invasivo es la punción lumbar, esta consiste en extraer líquido cefalorraquídeo mediante una punción en la espalda baja. Al analizar este líquido nos proporcionará información de ciertas enfermedades como una meningitis o esclerosis múltiple. Este procedimiento debe ser realizado por el neurólogo dentro de un hospital.
Es importante destacar que los estudios diagnósticos no hablan por sí mismos, hay ocasiones en las que puede observarse algo anormal o poco común y no ser necesariamente una enfermedad o algo que requiera atención médica o quirúrgica. Es por esto que solo apoyan el diagnóstico clínico del neurólogo.
Prescripción de un tratamiento
El tratamiento indicado por el neurólogo varía ampliamente según la enfermedad y su severidad. Comenzando con que primero hay que definir si se trata de una urgencia que requiera hospitalización o si el tratamiento se lleva a cabo de forma ambulatoria, dando seguimiento al paciente mediante la consulta externa.
Pueden requerirse de medicamentos para dar solución al problema que aqueja el paciente, terapias de lenguaje, rehabilitación o psicológica, según sea el caso, o puede requerirse de la intervención por parte de un neurocirujano si el tratamiento necesario amerita una cirugía.
La decisión terapéutica no es dictada solo por el neurólogo, sino que él dará las opciones, mencionando las ventajas y desventajas de cada una, proporcionando toda la información necesaria para que en conjunto tomen la mejor decisión médico y paciente.
Habrá casos en los que el padecimiento se resuelva por completo una vez terminado el tratamiento, ya sea a lo largo de días, meses o incluso años. También habrá otros casos en los que la enfermedad es de por vida, pero siguiendo el tratamiento al pie de la letra ésta tendrá una menor repercusión en el cuerpo, teniendo así una mejor calidad de vida.
Para obtener una mejor respuesta al tratamiento es fundamental el compromiso del paciente, que siga las instrucciones de su médico y tenga paciencia.
La neurología destaca entre otras especialidades en que es muy específica, lo que el neurólogo encuentre por medio de la historia clínica y la exploración física en la gran mayoría de los casos basta para dar con un diagnóstico certero. Los estudios de imagen o neurofisiología ayudarán a corroborar este diagnóstico.
Confía en tu neurólogo, responde de forma sincera y lo más detalladamente posible cada pregunta para poder llegar a un diagnóstico certero, y así, recibir el tratamiento adecuado.
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