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Tratamiento
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Esta es una enfermedad temida por muchas personas, ya que provoca una inflamación de las meninges, que son las membranas que envuelven el cerebro y toda la médula espinal. Generalmente, es de origen infeccioso y puede ser causada por virus, bacterias u hongos.
Puede llegar a ser muy peligrosa y dejar secuelas, pero si es detectada a tiempo es tratable con diferentes procedimientos.
La que es causada por virus es la más frecuente y generalmente menos grave. Sin embargo, la de origen bacteriano es menos común y con consecuencias mucho más serias, y puede ser contraída por niños pequeños y adultos, llegando a ser incluso mortal.
Dependiendo el microorganismo implicado, puede ser muy contagiosa o requerir de un contacto estrecho y prolongado para que pueda contagiarse.
La infección suele ser transmitida mediante las gotas de saliva que se pueden dispersar al estornudar, toser o al hablar.
Por otra parte, se presenta con mayor frecuencia en las personas cuyo sistema inmunológico no funciona adecuadamente o se encuentra debilitado, como los ancianos, niños pequeños y personas con VIH, cáncer, diabéticos con mal control de la enfermedad o quienes estén bajo tratamiento prolongado con esteroides .
En todos los casos es necesaria una supervisión profesional inmediata, apenas que se sospeche su existencia, y se realice el diagnóstico preciso.
En los adultos esta enfermedad se manifiesta con los siguientes síntomas:
Los síntomas varían en los niños menores a los 5 años, ya que prevalece la inestabilidad en su temperatura corporal, la irritabilidad y la falta de apetito. Además están acompañados de somnolencia y escasa respuesta a los estímulos.
Debemos tener mucho cuidado con los pequeños, ya que en las primeras fases de la infección, los síntomas pueden confundirse fácilmente con los de una gripe común, lo que lleva a un retraso en el diagnóstico.
Con frecuencia antes de estos síntomas comunes de meningitis, previamente el paciente experimenta síntomas típicos de una gripa que muchas veces pasan desapercibidos. Por lo que si después de una infección de vías respiratorias se presentan estos síntomas, es importante acudir con un médico.
Dejar que la enfermedad avance puede provocar daños cerebrales permanentes, pérdida de audición o incluso la muerte si no es tratado a tiempo y de forma correcta. Por fortuna, existen especialistas preparados para actuar de forma rápida.
Visita al neurólogo
El especialista adecuado es el neurólogo, y para el diagnóstico realiza un examen físico objetivo preciso, estudios de sangre, estudios de imágen del cerebro y una punción lumbar.
Es el médico quién puede determinar qué tipo meningitis se padece y cuál es el tipo de agente patógeno involucrado. La meningitis de tipo viral tiene un curso benigno que muchas veces se resuelve espontáneamente y por lo tanto solo requiere manejo médico de los síntomas y supervisión.
En casos más graves, como la de origen bacteriano o por hongos, es necesario aislar al paciente para prevenir contagios, tratar los síntomas e iniciar la terapia antibiótica lo antes posible.
La elección inicial del antibiótico depende del cuadro clínico, edad del paciente y factores de riesgo que pudiera presentar (como VIH), ya que estos orientan al posible microorganismo causal de la enfermedad. En algunos casos, el antibiótico puede cambiarse si es necesario de acuerdo a los resultados de laboratorio.
Posteriormente, el experto evaluará el uso de terapias de Neurorehabilitación y otros tratamientos neurológicos especializados según sea necesario.
Luchar contra la meningitis
Cabe destacar que, gracias a los avances de la neuromedicina, esta enfermedad es cada vez más controlada y curada en todos sus niveles de gravedad, así como las secuelas que la meningitis pueda ocasionar.
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