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La terapia ocupacional no sólo ayuda a personas adultas que requieran recuperar sus habilidades cotidianas luego de sufrir alguna lesión neurológica, sino que puede aplicarse en niños para el tratamiento de retrasos en el desarrollo cognitivo y psicomotor, siempre bajo la atención de un neuropediatra.
Múltiples diagnósticos requieren terapia ocupacional, entre ellos podemos encontrar; parálisis cerebral, trastornos del aprendizaje y la atención, trastornos de conducta con el procesamiento sensorial, y retraso en el desarrollo psicomotor.
El neurodesarrollo es un proceso continuo que se inicia desde la concepción hasta la madurez y abarca las distintas funciones humanas que generan la adaptación del individuo al entorno psicofísico.
Las funciones psicomotoras básicas del niño se van desarrollando a lo largo del primer año de vida en una secuencia ordenada, cada una representando el nivel más alto de maduración cerebral. El desarrollo cognitivo va evolucionando conforme el menor pasa por diferentes etapas de crecimiento, durante las cuales logrará definir su personalidad
Cuando existe una discapacidad intelectual, las etapas por las que pasa el niño, no logran desarrollarse y deberán de adecuarse al nivel de desarrollo mental y emocional, por lo tanto, la terapia ocupacional se encargará de proponer actividades significativas, vincular los contenidos inconscientes y producir una adaptación a la realidad de estos menores.
Podemos definir como terapia ocupacional a la encargada de ayudar a las personas de todas las edades con capacidades diferentes a reincorporarse activamente a las funciones significativas de su vida diaria, pues uno de sus objetivos esenciales es promover el bienestar a través de la ocupación.
Algunas de las actividades que comprende la terapia ocupacional son:
Con ello se promueven el desarrollo, el mantenimiento y la recuperación de las actitudes o destrezas que genera el individuo, previniendo complicaciones en el entorno social. La adaptación a nuevas tareas puede permitir que alcancen la máxima independencia y mejoren su calidad de vida.
En el área pediátrica la terapia ocupacional está reconocida en múltiples países como promotora de servicios a los niños de todas las edades con dificultades en el desarrollo físico, emocional y social, que requieren asistencia especial.
Al realizar una evaluación certera en el área de la prevención, el diagnóstico y el tratamiento se logran generar estrategias en el cuidado de tareas cotidianas relacionadas con actividades preescolares y escolares, así como actividades de juego y esparcimiento, con el fin de mejorar el desarrollo de los niños y alcanzar su independencia y calidad de vida.
Como hemos mencionado, uno de los objetivos más claros de la terapia ocupacional es lograr la independencia del infante con sus ocupaciones diarias como:
Teniendo en cuenta las características e intereses de cada niño.
Otro de los objetivos involucrados es el de favorecer un entorno seguro, accesible y facilitador para lograr una adecuada adaptación y optimizar su desarrollo.
El propósito principal de la terapia ocupacional es entender qué es lo que la persona demanda, qué necesita y/o quiere hacer, qué puede hacer y qué dificultades encontró para alcanzar su objetivo.
De primera instancia se requiere ser valorado por médico pediatra o médico de atención primaria que lo refiera a algún neurólogo pediatra para de esta forma prescribir el uso de la terapia ocupacional.
Algunos ejemplos que pueden ser valorados por el área son:
Las enfermedades más relacionadas para el abordaje de la terapia, son:
La terapia ocupacional, favorece la adecuada integración social a través de la práctica constante de la actividad de la vida diaria con implementación de comunicación entre padre e hijos.
Las sesiones dependen de las características de la edad, enfermedad, período de atención y el grado de tolerancia. Al finalizar se elaborará un reporte de la información del funcionamiento general y específico del niño, el terapeuta podrá explicar el mantenimiento de la independencia funcional e indicará los puntos a tomar con los cuidadores.
Por otro lado, se realizan diversas estrategias para la participación en las actividades diarias; por medio de la utilización de artículos de apoyo, utilización de ayudas visuales para facilitar el seguimiento de las secuencias correctas de cada actividad, adaptación del entorno a las necesidades individuales de cada niño, facilitación de componentes sensoriales y motores para desarrollar una actividad.
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