Historias
Parálisis Cerebral Infantil: Vislumbrando el futuro
- Autor: Giovana Femat
Cuando una madre escucha que su hijo padece parálisis cerebral infantil el panorama puede parecer desolador, por decir poco, sin embargo Rebeca, mamá de Santiago, decidió vislumbrar el futuro de su bebé y prepararse para superar la prueba.
Quiero compartir este caso en particular porque nos llena de orgullo contar con pacientes como Santi y con la confianza de mamás como Rebeca, que aún siendo mamá soltera posee una fortaleza admirable.
Un embarazo difícil y con consecuencias
Santi nació de forma prematura a las 33 semanas de embarazo a causa de una infección intrauterina que amenazó la vida de madre e hijo. Por las complicaciones del parto y algunos signos que presentó el bebé al nacer, los médicos le realizaron algunos exámenes que determinaron que había nacido con parálisis cerebral, una enfermedad que afecta a entre 1.5 y 4 de cada 1,000 recién nacidos.
Esta enfermedad puede deberse a mutaciones genéticas, falta de oxígeno al nacer, lesiones del sistema nervioso congénitas o al momento de nacer, o infecciones, como fue el caso de Santiago.
Los síntomas son muy variables, de los cuales destacan incapacidad intelectual, debilidad, espasticidad, crisis convulsivas y dificultades para ver o escuchar.
Por un camino duro y sin experiencia
Rebeca nos platicó que aunque de inicio pensó que su hijo no sería feliz y sólo ella podría amarlo, de inmediato decidió llenarse de ánimo y de valor y buscar ayuda profesional para tratar a Santi.
Consciente de que esto implicaba dedicación, entrenamiento, recursos económicos y una gran entereza física y emocional y ante la ausencia del padre, tuvo la fortuna de contar con el apoyo de sus propios padres, quienes los han acompañado a lo largo de todo este proceso.
“Pasé de compadecerme de mi hijo a entender que yo era parte fundamental de su proceso de rehabilitación, sin complejo ni remordimiento alguno. Entendí que, a pesar de su discapacidad, mi hijo podía llevar una vida plena y satisfactoria”.
Un ejemplo para padres y madres
Una vez que Rebeca tuvo clara la condición de su hijo y gracias al apoyo y conocimiento obtenido con la interacción de los fisioterapeutas y otros profesionales especializados en ese tipo de discapacidad, puedo comenzar a ser la madre de Santiago en el más pleno sentido.
Esa condición de madre a plenitud consistía en llevarlo religiosamente a cada una de sus terapias y continuar con las recomendaciones indicadas en casa, no sin dejar de pasear regularmente en un parque o una plaza, cantar canciones de moda con él, seguir paso a paso su proceso de aprendizaje de la lectura y el estudio en general y acompañarlo en cada uno de los pasos en su camino, aprendiendo de cada uno de estos retos.
“Sobre todo, me propuse romper esas barreras sociales que suelen interponerse por prejuicios a las personas con cualquier tipo de discapacidad. Es decir, comencé a luchar para demostrar que la condición de mi hijo puede formar parte de lo que suele llamarse normalidad”.
Amor y terapias adecuadas, una gran combinación
El haber tomado desde un principio la decisión de buscar la ayuda profesional especializada para atender la parálisis cerebral infantil de su pequeño y su amor inquebrantable, han logrado que Santiago haya superado muchas situaciones y su integración a las diferentes etapas de la educación formal haya sido satisfactoria.
Actualmente, está por concluir sus estudios de secundaria y su futuro se vislumbra con mucha claridad, como un futuro mejor y siempre con la esperanza como bandera.
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