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Datos
Si ya se presentó un Infarto Cerebral, existen medidas preventivas que se pueden tomar para evitar que se presente de nuevo, además de que permiten disminuir el daño causado por el primer evento, recuperando nuestra funcionalidad, a ello se le conoce como prevención secundaria de un infarto cerebral.
Como se mencionó anteriormente, a pesar de realizar una prevención primaria, puede presentarse un infarto cerebral. Es a partir de aquí donde entra el concepto de prevención secundaria.
La prevención secundaria hace referencia a todas aquellas medidas (farmacológicas y no farmacológicas), que nuestro especialista recomienda para tratar de evitar que se presente un segundo infarto cerebral, y no solo eso, son también aquellas medidas que nos permiten disminuir el daño causado por el primer evento, recuperando nuestra funcionalidad: la rehabilitación.
El papel del neurólogo es esencial en la prevención de nuevos infartos cerebrales, la manera en que toma medidas y recomendaciones se basa en un examen completo de los siguientes elementos:
Parte del papel de la prevención secundaria es permitirnos disminuir las secuelas del primer infarto cerebral. La rehabilitación física y la terapia recomendada por nuestro especialista es siempre nuestro mejor aliado para recuperarnos del daño que nos pudo haber ocasionado un infarto cerebral.
El riesgo de presentar un infarto cerebral es diferente en cada persona. Esto se debe a que existen muchos factores que nos predisponen en mayor o menor riesgo a sufrir este tipo de padecimiento.
Algunos de estos factores de riesgo son modificables, es decir, al detectarlos podemos hacer algo al respecto para disminuir dicho riesgo, entre ellos están el estilo de vida sedentario, el sobrepeso, dieta no balanceada, fumar en exceso, solo por mencionar algunos. Por otro lado existen factores llamados no modificables, porque no podemos hacer algo al respecto para eliminarlos (edad, género, factores genéticos).
Una vez que en un paciente detectamos factores de riesgo, es hora de empezar a actuar para eliminarlos. La meta es evitar que se presente un infarto cerebral.
Por tanto, la prevención primaria, se refiere a todas aquellas acciones, cambios en el estilo de vida principalmente, que nos permiten reducir el riesgo de desarrollar un infarto cerebral (aunque en algunas situaciones es útil el uso de medicamentos, siempre recomendados por nuestro médico).
Existe mucha evidencia científica sobre el impacto bueno que tiene, por ejemplo, realizar ejercicio aeróbico, una dieta balanceada, dejar de fumar, controlar otras comorbilidades como mantener la glucosa y la presión arterial dentro de niveles normales.
Sin embargo, es importante recordar que existen factores de riesgo no modificables, y a pesar de mantener una vida sana, pudiera llegar a presentarse un infarto cerebral. Por eso es importante acudir con nuestro médico y especialista en nutrición para conocer sobre nuestro riesgo y las medidas que podemos tomar de manera preventiva.
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