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Padecimientos
Una preocupación frecuente entre los padres de familia radica en los problemas del sueño de los hijos. Uno de los más comunes son los que se asocian con apneas y ronquidos, que si bien en los niños es menos frecuente que en los adultos, la frecuencia en menores de 15 años oscila entre 1.5 hasta un 10%.
Por ello es importante que sepas que es un padecimiento tratable y que puede diagnosticarse de manera sencilla a través de un estudio del sueño llamado polisomnografía.
En Neurocenter podemos ofrecer no sólo el equipo necesario, si no una robusta red de profesionales en neurología listos para diagnosticar y tratar a nuestros pacientes, todo en el mismo lugar.
Tenemos la certeza de que sólo desafiando las metodologías tradicionales de atención neurológica que se brindan en los sistemas de salud convencionales, podemos lograr detener las pérdidas y ayudarte a ganar todo aquello que, quien nos busca, requiere para tener una vida plena.
Para fines prácticos, la apnea se define como una suspensión transitoria de la respiración. Siguiendo esta definición, la apnea del sueño sucede cuando, mientras se está dormido, existen períodos de apnea, es decir, donde la respiración parece detenerse.
En los adultos es un desorden común, sobre todo en pacientes con sobrepeso u obesidad, y se manifiesta principalmente como “síndrome de apnea obstructiva del sueño” que se caracteriza por ronquidos que alternan con apneas, y que se traducen en una pobre calidad de vida, con cansancio excesivo, sueño no reparador, bajo rendimiento escolar o laboral. Además de estar estrechamente relacionado con hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares.
Los principales trastornos asociados a ronquidos y apneas en la población infantil son los siguientes:
Los factores que han mostrado relación con el desarrollo de este tipo de trastornos son múltiples, algunos de los más conocidos son los siguientes:
La principal sospecha generalmente proviene de los padres al observar estos patrones del sueño alterados (ronquidos o episodios donde el niño parece dejar de respirar), que además se acompañan con consecuencias en el día a día como bajas calificaciones, menor rendimiento o cansancio y somnolencia excesiva.
Síntomas nocturnos:
Síntomas durante el día.
El diagnóstico debe ser realizado por un especialista, en este caso el neurólogo pediatra, quien, a través de una exploración neurológica completa y un interrogatorio intencionado, puede determinar si existe o no algún trastorno del sueño, el tipo, y la gravedad del mismo.
El diagnóstico se apoya con una serie de estudios según considere el especialista. Una de estas herramientas es la polisomnografía, que consiste en monitorizar al paciente durante su etapa de sueño para obtener datos como sus ondas cerebrales, nivel de oxigenación, frecuencia cardíaca, movimientos o despertares.
El tratamiento depende del tipo de trastorno que presente el paciente.
Por ejemplo, para los niños cuya causa se asocia con un crecimiento de las amígdalas y adenoides, la amigdalectomía (extirpación de las amígdalas) pudiera estar indicada, de esta manera, el flujo del aire podría pasar con más facilidad.
Un método no invasivo es el CPAP (presión positiva continua sobre la vía aérea), que consiste en una mascarilla bucal o nasal que administra aire durante el tiempo que el paciente esté dormido, de tal modo que la vía aérea se encuentre abierta en todo momento.
Por último, el manejo conservador como la pérdida de peso o el uso de algunos medicamentos podrían ser efectivos dependiendo de las condiciones de cada paciente y de la prescripción del especialista en neurología pediátrica.
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