Conoce sobre el
Bloqueo Químico Neuromuscular
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Probablemente hayas escuchado del botox… La mayoría lo conoce por su uso estético para disminuir la visibilidad de las arrugas o marcas de expresión. Sin embargo, la toxina botulínica tiene una amplia gama de usos terapéuticos, sobretodo en la rama de la neurología.
¿Qué es la toxina botulínica?
La toxina botulínica es una neurotoxina producida por la bacteria Clostridium botulinum. Al ingerir alimentos contaminados por esta bacteria se produce botulismo, una enfermedad caracterizada por una parálisis progresiva, en la cual, el paciente refiere debilidad, dificultad para deglutir los alimentos, hablar o incluso respirar.
Debido al efecto de parálisis que produce la toxina, en las últimas décadas ésta se ha utilizado con fines terapéuticos para el tratamiento de enfermedades o padecimientos que cursan con un aumento del tono muscular, tales como la espasticidad, distonías, espasmo hemifacial, blefaroespasmo, dolor crónico, sialorrea, entre otros.
El Dr. Scott fue el pionero en utilizar la toxina botulínica en algunas enfermedades neuroftalmológicas en 1970, y con el tiempo, su uso se fue extendiendo en la rama de la neurología, siendo hoy en día una terapia ampliamente utilizada por los neurólogos para distintas enfermedades.
¿Cómo actúa la toxina botulínica?
La toxina botulínica actúa a nivel de la unión neuromuscular, es decir, en la terminal del nervio periférico sobre el músculo sobre el cual manda una señal para que se contraiga. En condiciones normales este nervio libera el neurotransmisor acetilcolina sobre la placa neuromuscular, de esta manera manda la señal al músculo para contraerse. Cuando hay una excitación constante del músculo éste aumenta de tono y se produce la espasticidad, distonía o espasmo.
La toxina botulínica actúa a nivel local inhibiendo la liberación de acetilcolina por lo que disminuye la excitación del músculo, y así, produce una parálisis temporal del músculo sobre el cual se infiltra el medicamento.
Padecimientos tratados con bloqueo químico neuromuscular
A continuación te daremos a conocer los principales padecimientos que se ven beneficiados con el tratamiento a base de la infiltración de toxina botulínica.
- Espasticidad. Consiste en la dificultad para mover cierta región del cuerpo, el paciente lo refiere como una rigidez, en estos casos observamos un aumento del tono muscular ya que el músculo se encuentra constantemente excitado debido a una alteración a nivel del sistema nervioso central. Ésta puede ser resultado de algún infarto o hemorragia cerebral, un traumatismo craneoencefálico o enfermedades neurodegenerativas.
- Distonía cervical. Consiste en una alteración del tono muscular en los músculos del cuello. El ejemplo más común de este tipo de distonías es la tortícolis. La distonía cervical es la segunda indicación más frecuente para la administración de toxina botulínica.
- Blefaroespasmo. Se trata de una distonía craneal, en la cual hay una alteración del tono muscular de los párpados. Los pacientes con blefaroespasmo presentan espasmos repetidos y prolongados del músculo orbicular de los párpados, ocasionando que cierre el ojo de manera involuntaria, y así, provocando dificultad para la visión.
- Espasmo hemifacial. Se caracteriza por contracciones unilaterales involuntarias, irregulares, clónicas o tónicas de los músculos inervados por el nervio facial, de manera que el paciente presenta espasmos en la mitad de la cara. En algunos casos, aunque es inusual, incluso puede presentarse de forma bilateral. En muchos casos estos movimientos involuntarios empeoran con el estrés, la fatiga y por movimientos voluntarios de la cara.
- Hiperhidrosis. Es un fenómeno en el cual se secreta una cantidad de sudor anormalmente superior a la requerida para mantener una temperatura corporal adecuada. Esto se debe a una hiperactividad de las glándulas sudoríparas, ocasionando la secreción excesiva de sudor.
- Sialorrea. Consiste en la salida involuntaria de la saliva por las comisuras de la boca. Es una manifestación que puede estar presente en pacientes con enfermedad de Parkinson, ellos han demostrado una excelente respuesta al tratamiento con toxina botulínica a comparación con otros tratamientos farmacológicos.
Aunque los padecimientos previamente mencionados son los más comunes, hoy en día se sigue explorando la utilidad de la toxina botulínica en otras enfermedades neurológicas como la migraña y el temblor esencial, principalmente cuando ya se han intentado diversos medicamentos u otras opciones terapéuticas sin obtener un buen resultado.
¿Cómo se administra la toxina botulínica?
La toxina botulínica se administra de forma inyectada infiltrando al músculo afectado, pero primero es necesario realizar una exploración física detallada de los músculos implicados para determinar en qué puntos y en qué dosis se debe administrar el medicamento. Es por esto que solo el personal de salud capacitado para la inyección de toxina botulínica puede realizar este procedimiento. En algunos casos de pacientes con espasticidad o distonías complejas incluso puede ser necesario una electromiografía previo a la aplicación, este estudio consiste en evaluar la actividad eléctrica del músculo.
¿Cuándo veré resultados y qué tan efectivo es?
Usualmente comenzamos a ver el efecto de la toxina sobre el músculo implicado 1 semana posterior a la aplicación. Esto puede variar por unos días según las características del padecimiento y la dosis administrada.
El paciente verá una disminución de su espasticidad, distonía o espasmos y podrá moverse con mayor libertad. El efecto de la toxina botulínica tiene una duración aproximada de 2-4 meses, por lo que posterior a ese tiempo será necesario una siguiente aplicación para volver a tener el mismo efecto.
La dosis del medicamento y los puntos donde se administrará la toxina nuevamente puede variar, es por eso que previa a una nueva administración de toxina se requiere otra valoración por el especialista para evaluar la evolución del padecimiento.
El tratamiento con toxina botulínica es un método seguro y eficaz. Alguno de los efectos adversos que pudieran presentarse es una debilidad excesiva del músculo al que se le aplicó el medicamento el cual, al igual que el efecto terapéutico, irá disminuyendo con el tiempo. La severidad de esta debilidad dependerá de la dosis de toxina administrada.
Si presentas alguno de los padecimientos previamente mencionados y ya intentaste diversos tratamientos, sin tener éxito o mejoría, ¡acércate a nosotros! Agenda tu cita para una valoración inicial.
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